Obregón fue un pintor obsesionado con lo justo y lo correcto, no desde el punto de vista moral, sino en el sentido del armonioso desarrollo de las sociedades en medio de las agresiones que sufre el entorno físico. Esos fueron los temas dominantes de su extenso trabajo artístico, compuesto hasta donde lo registran nuestros inventarios —aún incompletos— de alrededor de dos mil obras, entre óleos, acrílicos, gouaches, carboncillos, tintas, grafitos y variadas técnicas mixtas, sin olvidar la treintena de esculturas que realizó en madera y metal, algunas para su instalación en el espacio publico.