Como estudiante y posteriormente como docente en el área de ciencias naturales durante más de 35 años, el autor tuvo la oportunidad de acercarse al conocimiento de la materia, desde las partículas subatómicas hasta la majestuosidad del cosmos; desde la anatomía, morfología, fisiología y características comportamentales de los seres vivos más simples, hasta la complejidad de los grandes vegetales, animales y, desde luego, el hombre.

Fueron esas las razones suficientes que lo indujeron a profundizar en los temas relacionados con las diversas teorías sobre el origen de la vida y la teoría de la evolución. Algunos vacíos e inconsistencias en los cuales la ciencia no da respuestas concretas se convirtieron finalmente en la razón de este libro, sin que ello implique desconocer la importancia de las teorías científicas, sus grandes logros descubrimientos e inventos y su presencia en la vida actual. No se puede, por ejemplo, prescindir del uso de los medios tecnológicos creados por los hombres de ciencia, argumentando razones religiosas; como tampoco se puede prescindir de la fe con el argumento de que no es ciencia.